Cuando fuí al mercadillo en un descuído de mi madre me bajé
de la silleta y empecé a seguir a un perrito. El perro se
escondió y yo también. Mi madre muy asustada empezó
a buscarme como loca. Preguntaba a toda la gente y
nadie sabia nada. Al final me encontró bajo unas
unas tablas, al verme se le saltaron la lágrimas. Ya tendrá
mas cuidado.
Francisco Cabrera Bolaños
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